Hace un año…

17 de February de 2009. Escrito por Marcela.

Hola papá querido:

Recordamos con M nuestro primer cruce del “charco” de regreso a “casa”. Fundamentalmente yo era la que más añoraba ir para Ecuador y esa posibilidad salió de la “nada”. Unos dicen que existe el destino otros que se lo hace, yo prefiero lo segundo porque creo que Dios en su infinito amor nos creó libres y con libre albedrío, pero hay circunstancias en las que pareciera que se juntan los elementos cósmicos para que algo ocurra. No pensábamos ir al Ecuador por el costo, los precios son una locura, pero ya sé, así funciona la estructura de mercado.

Al inicio del semestre de invierno 2007-2008 apareció un cartelito de invitación en la Universidad para participar en un proyecto de investigación en México titulado “Migration, Gender und Arbeit” que se ejecutaría en marzo de 2008 y algunos de los requisitos eran saber español, tener competencias para la investigación y el trabajo en equipo y participar en un taller de investigación. Nos quedó como anillo al dedo, y salió tan bien la cosa que al final parte del proyecto fue financiado por el gobierno alemán. Participaríamos en la investigación en México, pero previamente iríamos al Ecuador.

Llegó el día esperado, no avisamos a nadie de nuestra ida, tenía que ser una sorpresa. Adriana y Jixon querían bautizar en enero a su nena, mi sobrina, que yo no conocía, y yo les sugerí que debía ser a mediados de febrero porque es un bonito mes y no se qué. Afortunadamente aceptaron.

Llegar al sitio que uno añoró por largo tiempo me provocó sentimientos tan encontrados. Creo que Faret tiene mucha razón cuando dice que todo desplazamiento produce una des-localización que supone una reconfiguración de los referentes de identificación. Había vivido más de dos años y medio en Alemania y regresaba. El añorado retorno.

Fue bueno regresar por la familia, por los amigos, por uno mismo. Pero uno y ellos, somos y no somos los mismo. Cada quien ha escrito sus páginas de vida, cada quien ha encontrado nuevas cosas, cada quien de alguna manera era “ignorante” de las acciones del otro. Kundera en su libro “La ignorancia” narra muy bien las circunstancias del retorno. Claro que la mía no era para nada dramática como la del la personaje de su libro pero nosotros también retornábamos.

Ha pasado una año de ese encuentro, de todas las cosas lindas que pasamos, estuvimos casi más de dos meses fuera de Alemania, primero en Ecuador y luego en México, al final cansados de tanto viaje dijimos, queremos nuestra casa, nuestro pequeño hogar en Hildesheim.

Amo mucho al Ecuador, debo mucho al Ecuador, pero no cabe duda que también una parte importante de mi historia también la he vivido en este lindo país, al que también quiero, Alemania. Por cierto, nada es perfecto.

Te quiere,

Marcela